Nadando a crawl, recorrió la distancia que separa Francia de Inglaterra en 14 horas y 31 minutos, superando, con menos de veinte años, la marca de los cinco hombres que habían conseguido atravesar a nado el Canal de la Mancha. No fue hasta 1.961 en el momento en que otra mujer le arrebató el récord femenino, al cruzar el Canal en el menor tiempo, pero asimismo nadando una distancia menor. Su hito le convirtió en el personaje más célebre del deporte estadounidense de la temporada.
Entre sus palmarés no solo está ser la primera mujer en cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar en 1957, mucho más meritorio es que es la primera mujer y entre las pocas personas en el planeta en nadar el Canal de la Mancha en sus dos direcciones en años diferentes en 1958 y 1961. Y en su currículo deportivo constan travesías por todo el mundo, como la Concordia-Colón en 25 horas 20 minutos en 1963 y Santa Fe-Rosario y río Paraná en 27 horas y 45 minutos, donde fue la primera mujer en llenar el paseo y récord absoluto en 1963. La tercera de seis pequeños, «Gertie» aprendió a nadar en la costa de Novedosa Jersey, en Highlands, donde su familia estaba de vacaciones. La hermana mayor de Ederle también era una nadadora de competición y las dos pequeñas han recibido su instrucción de natación en una institución notable, la Asociación de Natación de Mujeres (WSA) de Nueva York, que había sido establecida en 1917. En su pequeña piscina en el Lower East Side de la región, la WSA capacitó a varias generaciones de mujeres nadadoras que se trasladaron al éxito nacional y olímpico, incluida Eleanor Holm y la futura estrella de Hollywood Esther Williams. Ante ese panorama, Ederle era una de las considerables esperanzas de la natación de america en los Juegos Olímpicos que se disputaron en París en 1924 y a los que llegó con apenas dieciocho años.
Su entrenador la vio perder fuerzas, la tocó y quedó descalificada. Pero donde se sintió plenamente realizada fue cuando enseñó natación a los pequeños en la Escuela de Suecos de Lexington en la ciudad de Nueva York. Vivió modestamente con dos compañeros en Flushing, Queens, Nueva York, y poco a poco comenzó a quedar olvidada por el público, salvo en el momento en que el aniversario de su cruce en el canal llegaba cada año. «No escribas historias de lloros sobre mí», advirtió a un periodista en 1966, resistiéndose a todos los intentos de hacerla parecer desengañada o desilusionada sobre su historia en el momento en que por el momento no era novedad de primera plana. Ederle pasó sus últimos años en un hogar de jubilados en Wyckoff, Nueva Jersey. Debido al sarampión que pasó de pequeña, Ederle tuvo como secuela una progresiva pérdida de audición, y en 1940 estaba absolutamente sueca.
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Lo cruzó con 19 años, recorrió la distancia que separa Francia de Inglaterra en 14 horas y 31 minutos. Se lanzó al mar con bandera roja con lo que se vio obligada a recorrer 56 km en lugar de los 32 km del curso establecido y a pesar de ello no solo lo consiguió sino batió el record de tiempo que existe. Terminó sus días sueca dando clases de natación en una escuela para pequeños suecos.
Gertrude Ederle, Después De Romper El Record De La Primera Mujer En Nadar El Canal De La Mácula, 1926
Asimismo le dedicaron una canción y existía un paso de baile con su nombre, Ederle llegó a tocar el cielo con sus brazadas. Desgraciadamente una serie de desafortunados hechos en su historia le hicieron ingresar en ocaso. En 1933 se cayó por unas escaleras y se lesionó dificultosamente la columna vertebral, la mujer pez que volaba por el mar tuvo que luchar desde ese momento con su espalda. Aun de esta forma en 1939 volvió a lanzarse al agua en la Feria Mundial de 1939, nadando en un espectáculo en el famoso Aquacade. Con una sordera poco a poco más acuciada dedicó su vida a instruir a nadar a pequeños suecos, manteniéndose en el anonimato hasta el objetivo de sus días. En 14 horas y 39 minutos llegó a Kingston (Inglaterra), solo cinco hombres habían logrado llevar a cabo aquella gesta, pero todos con fabricantes inferiores a la suya.
El presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge, invitó a Ederle a la Casa Blanca para honrarla como la mejor chavala americana. El 6 de agosto del año siguiente Gertrude regresó al mismo escenario. Cubierta de grasa de oveja advirtió a su equipo que absolutamente nadie la tocase. Se lanzó al agua desde el cabo de Gris Nez acompañaba por dos remolcadores.
Buena prueba de esto fue su estratosférica marca en la distancia que apartaba New York Battery de Sandy Hook. Ederle nadó las 21 millas de la punta de Manhattan a Sandy Hook, Nueva Jersey, en siete horas, 11 minutos media, pulverizando los registros masculinos fijados hasta esa fecha. Atravesó como una lancha a motor el Hudson de Manhattan a Novedosa Jersey, y los retos se le comenzaron a quedar pequeños. Un sarampión que contrajo de pequeña afectó su oído lo que logró que los médicos la advirtieran de que podía quedar sueca si se dedicaba a la natación. Logró fabricantes mundiales, ganó tres medallas olímpicas y cruzó a nado el Canal de la Mácula, demostrando conque las mujeres asimismo podían.
También logró una película corta en Hollywood, ‘Swim, Girl, Swim’ (1927). A Ederle le pareció insoportable actuar y aceptó más tarde que tuvo un ataque de nervios gracias a la tensión. No regresó de inmediato a Novedosa York sino visitó a su abuela en Alemania por lo que las autoridades y el público debieron esperar todavía un par de semanas para agasajar a la heroína. Un desfile de cintas presenciada por dos millones de personas en el bajo Manhattan, el recibimiento del alcalde y un descapotable colorado refulgente estaba esperando a Ederle. Queda prohibida toda reproducción sin permiso escrito de la empresa a los efectos del artículo 32.1, parágrafo segundo, de la Ley de Propiedad Intelectual. También, a los efectos establecidos en el artículo 33.1 de Ley de Propiedad Intelectual, la empresa hace constar la correspondiente reserva de derechos, por sí y a través de sus redactores o autores.
De nuevo y repitiendo los mismos métodos que el año previo, se embarró de grasa y a las siete y cinco de la mañana, se lanzó al mar desde el Cabo de Gris Nez. La hazaña fue mayor si cabe por el hecho de que durante la travesía se topó con diversas condiciones desfavorables. Peleando contra mareas, corrientes cruzadas, lluvia y mar gruesa, tal como una amenaza incesante de desechos flotantes, medusas venenosas y tiburones. Tras reponer energías con avituallamiento; todo indicaba que la hazaña sería conseguida pero a las seis de la tarde, tras once horas en el mar, a ocho millas de Dover, comenzaron a entrar fuertes.
Bastante joven para los Juegos Olímpicos de 1920 de Amberes, los primeros juegos en los que las mujeres estadounidenses competían en natación, Ederle fue una decisión obvia para el equipo de 1924. En los Juegos Olímpicos de París se llevó dos medallas de bronce, en el estilo libre de cien y 400 metros, tal como una medalla de oro en los relevos de cuatro por cien metros. Ederle reconoció más tarde que los 2 bronces habían significado una decepción puesto que se suponía de ella el oro. Una decepción que buscó enmendar con el próximo reto que se marcó.